Muchas de las dificultades para la lectura estan relacionadas con un alto nivel de ansiedad. Los niños asocian el leer bien con la rapidez en descifrar el texto.Y por supuesto que también influye en esto la presión que experimentan por cumplir con nuestras expectativas, por "hacer las cosas bien". En esta carrera pierden el sentido de lo que leen y llegan al punto final, luego de comerse palabras o cambiarlas por otras, sin aliento.
El esfuerzo que hace el niño por leer es notorio en la tensión de sus manos, en la postura corporal arqueada sobre el texto y en una respiración corta y agitada. Literalmente se estan ahogando en el texto.
Entonces la estrategia es enseñarles a que respiren. Podemos imaginar que somos delfines jugando en el agua. El texto es el mar y los espacios entre las palabras son los momentos en que sacamos la cabeza del agua para respirar, luego volvemos a la palabra- mar y la observamos atentamente, nos sumergimos lentamente en ella, disfrutandola, observando cada una de las letras que la componen y como se unen entre ellas..y cuando la hemos aprendido de este modo dejamos que fluya de nuestros labios como agua...suavemente...
Sentir como todo el cuerpo se adapta y fluye con ese mar...sin oponer resistencia...flotando...respirando....
Este ejercicio tan simple ayuda a los niños a calmar la ansiedad mientras leen y es notorio como ya en la primera vez que lo realizan cambian el tono de voz, reducen los errores de una lectura apresurada y distienden el cuerpo.
Realizado con asiduidad le enseña al niño la máxima de que a veces más lento es más rápido...efectivamente de este modo el avance en la lectura es mucho mayor y disfrutable y a la larga redunda en una verdadera comprensión de lo que se lee.
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